Hace tiempo en una clase de locución tuve que leer un texto que no llevaba firma. Hablaba de un hombre ciego, que apoyado en la baranda de un puente de París pedía dinero para sobrevivir. Se había colocado delante un platillo y un letrero donde alguien le había escrito: Una limosna por caridad, soy ciego.
Era el mes de Abril y los primeros rayos de sol le calentaban las manos y la cara. Sentía como la gente pasaba de largo y de vez en cuando una moneda caía en el platillo. Al final de la mañana se paro delante de él un joven poeta. El joven tampoco tenia dinero ni para comer, pero miro al ciego con dulzura, cogió su letrero y escribió algo en el. Tal y como había llegado sin decir una palabra se marcho de allí, pero desde ese momento las monedas comenzaron a caer en el plato de la limosna y el viejo ciego estaba tan sorprendido como feliz. No lo podía creer. Al caer la tarde una muchacha se paro frente al hombre para dejarle ella también unas monedas. Aprovechando la ocasión el viejo pregunto si le podía leer lo que ponía el letrero.
¿No lo sabe?_ le pregunto la muchacha a su vez.
No_ respondió.
Esta bien, le dijo la chica, pone: "La primavera a llegado a Paris y no la puedo ver"
Este sencillo relato que en su día me conmovió al punto de no haberlo olvidado, a tomado forma esta mañana, cuando mi amigo Aitor me mandaba en un mail este vídeo que se presento a concurso en Cannes. Yo no lo conocía, pero salvando las distancias de paises y poetas aquí esta la historia de un letrero.
8 comentarios:
A mi también me enviaron ese video, y la verdad que es conmovedor.
Besos
jo.. q tierno...
Yo tambien no lo pienso olvidar!!
:-)
Muy bonito, claro que sí. Un beso.
Me parece una historia maravillosa, y una elocuente demostración de que la poesía no solamente alimenta nuestros espíritus, sino que también puede alimentar nuestros cuerpos...
Un beso
PD: Ahora que lo pienso, aquí es primavera. Será que debemos anoticiar esto a algún mendigo ciego que conozcamos?
Que bonito, creo recordar que me lo contaron hace tiempo pero lo tenia olvidado. Gracias por refrescarme esta preciosa historia
Es bellísimo, eso demuestra que el don de la palabra escrita puede cambiar una realidad, besos tía Elsa.
Que bonito y enternecedor, lo que puede cambiar unas palabras en la vida de una persona, o una escritura en este caso, en tres palabras me encanto, besos de limón.
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