Una mañana de Agosto

Esta mañana salí a la calle temprano como hechizada por la música de un saxo que sonaba bajo mi balcón, me acerque caminando hasta el corazón mismo de la ciudad y mientras caminaba encontré una pareja de mujeres que aprovechando la frescura de la mañana paseaban cogidas por la mano por la Cava baja, la mas joven besaba en la boca a la otra y su compañera resplandecía bajo la caricia de esos labios. Al llegar a la plaza de Puerta Cerrada un grupo de franceses pedía el desayuno en una terraza, ¡que escandalosos son los turistas franceses!.

Salí a la calle Toledo y enfile hacia la plaza Mayor que recibía con agrado la limpieza matutina del ayuntamiento, algunos "hombres/mujeres-estatua" preparaban sus vestidos para recibir a los turistas y a otro día mas bajo el sol abrasador de la ciudad. Pasé por el arco que separa la plaza de la calle de la sal, y camine hasta la esquina del McDonald`s. La puerta del sol esta en obras, los turistas estrechan la calle ya de por si muy mermada por las vallas protectoras mientras esperan los autobuses turísticos, justo detrás de ellos como si viviera aislado en otro mundo un hombre sin piernas que solicita ayuda a los transeúntes de la mañana a la noche, orinaba en una botella de jabón liquido, miraba directamente a los ojos de los que osaban sorprenderse, la enorme botella de color rosa sobresalia de entre los muñones de sus piernas obscena y desafiante. Atravesé la plaza como pude entre telas metálicas y obreros que iban y venían en atareado frenesí. Cuando faltaban a penas dos minutos para que el vigilante de seguridad me dejara pasar la puerta del El Corte Ingles, llegue a mi destino y mientras esperaba repasaba mentalmente la lista de la compra, leche, tomates, pan tostado, fruta, un poco de pavo...