domingo, 24 de octubre de 2010

Lo que calma mi sed


Cuando era muy pequeña andaba por el mundo como una inadaptada, preguntaba mucho, según mi madre demasiado. Opinaba mucho, quizás demasiado también para una niña tan pequeña, pero a mi no me entraba en la cabeza que los reyes magos entraran por el balcón teniendo la escalera y mas siendo tan ancianos como eran. Comía poco y mal, me entretenía con una mosca que pasara cerca y para colmo de males mis amigos eran imaginarios porque no me entendía con mi única hermana...Muchas veces tuve que oír "esta niña parece tonta". Al crecer la cosa no mejoró, porque me dio por escribir historias y leer ciencia ficción, andar siempre sola o con chicos sin preocuparme de ropas y maquillajes, con un macuto viejo al hombro y camisas de soldado que me quedaban inmensamente grandes, mientras tanto me aparecían curvas hasta en el apellido...y yo no entendí por qué mis amigos varones dejaron de mirarme la cara y empezaron a mirarme...bueno dejémoslo en mirarme. La mayoría de las veces por andar despistada, no me enteraba de nada...Mas tarde la vida se encargo de mantenerme alerta a fuerza de bofetadas y hasta patadas en el culo me dio, si me quedaba retrasada. Me entere para que servían mis curvas mientras estudiaba ingeniería y puedo asegurar que no encontré entre las paginas de los libros semejante sabiduría, mas bien entre pasillos y rincones, entre paseos y atardeceres...pero quería mas y salí volando, cuando en este país a las chicas aun no les daba por volar...aprendí otros idiomas, acaricie otras pieles, dormí en la Selva Negra y me bañe en las aguas del Adriático...recorrí en moto el sur de Europa. Conocí el amor y el desamor, la angustia y la soledad, el valor de la amistad, el coraje y la superación. Hice mil cosas, trabaje en mil cosas, nada calmo mi sed... Ahora, estos días me he subido a un escenario y ahí encima, con la madera bajo mis pies y con un foco sobre mi cabeza, sola o acompañada sé lo que soy y sé lo que quiero hacer, porque de pronto he comprendido que ahí es donde se calma mi sed.

jueves, 7 de octubre de 2010

Fresas con vinagre


Soy de las que piensan que apartándote del camino es como se encuentran los verdaderos tesoros. De mi se pueden decir muchas cosas buenas y malas, pero el adjetivo "convencional" no tiene lugar entre ellas. Por eso, porque no soy convencional un día descubrí las "Fresas con vinagre".
El vinagre hace que las fresas suelten mas jugo, ese jugo intimo y privado que la fresa se guarda para si misma y los simples mortales no llegaríamos a conocer si no fuera por el vinagre. Si añadimos suficiente azúcar esta mezcla se convierte en un delicioso jarabe.
Casi todo el mundo estaría de acuerdo en que las fresas hacen buena pareja con la nata o con el chocolate incluso los mas sibaritas se atreverian a tomarlas con Champán, pero el que mas y el que menos torcería el gesto al oírme decir que me encantan las fresas con vinagre...
Que nadie se extrañe, esta es mi esencia, yo soy así, necesito del "vinagre" para que brote lo mejor de mi.
A lo largo de mi vida, mis amores atormentados y poco convencionales no han sido otra cosa que "fresas con vinagre" . Tras de mi, han quedado sabanas y manteles impregnados con la esencia de mi alma y cuando la vida ha tenido a bien darme "el azúcar" suficiente para endulzarlos y evitar el aroma ácido del vinagre, lo que yo he sentido solo puede considerarse manjar de dioses.
Receta de las fresas con vinagre:
450 gramos de fresas
2 cucharadas de vinagre balsámico
3 cucharadas de azúcar

Si las fresas son grandes, reducir a la mitad o un cuarto.
Poner las fresas en un tazón, rociar el vinagre sobre ellas y mezclando suavemente; dejar reposar durante 15 minutos, removiendo de nuevo dos veces.
Espolvorear el azúcar de caña sobre las fresas, mezclar suavemente una vez más, y servir.

sábado, 2 de octubre de 2010

Cosas que olvidamos con el tiempo


“Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde; desde las tres yo empezaría a ser dichoso”. El principito. Antoine de Saint-Exupéry. El principito debería llamarse "el libro de las revelaciones" o "el arte de poner en negro sobre blanco todo aquello que olvidamos al envejecer". No puedo decir que considere su lectura obligatoria, porque no me gustan las obligaciones, pero se lo recomendaría a mis amigos para una tarde tranquila de otoño o de primavera... La historia comienza con una crítica sarcástica a las cosas importantes de la vida y a los adultos, a cómo se condiciona a los niños y se los conduce por el camino "correcto". Una de las frases que ejemplifican esta crítica es: "La geografía, en efecto, me ha servido de mucho; a primera vista podría distinguir perfectamente la China de Arizona. Esto es muy útil, sobre todo si se pierde uno durante la noche".Recuerdo perfectamente un momento (fueron tres años) en mi juventud, que dio al traste con "el camino correcto", la "importancia de los números" y con todo aquello que debía adquirir, saber o venerar para convertirme en una persona adulta. Recuerdo que fue ese "momento" el me convirtió para bien o para mal, en la persona que soy hoy.
borrador