sábado, 1 de mayo de 2010

Trabajar no es un juego

Existen en el mundo alrededor de 400 millones de menores que trabajan en fábricas, en la agricultura, en la minería, en pequeñas industrias, en talleres de artesanía, en hostelería y tiendas o como vendedores ambulantes.

La trata de niños, sea esta interna, entre países o entre continentes, está muy relacionada con la demanda de mano de obra barata, dócil y maleable en algunos sectores y entre algunos empleadores. Cuando se da, las condiciones de trabajo y el tratamiento a que son sometidos los niños y niñas violan sus derechos humanos, ya sea porque se trata de ambientes inaceptables o porque los niños y niñas realizan trabajos peligrosos para su salud y desarrollo . Estas formas van desde la servidumbre por deudas, el camel jockeying, el trabajo doméstico infantil, la explotación sexual comercial, el tráfico de drogas, la vinculación de niños a conflictos armados, y otras formas explotadoras y prácticas similares a la esclavitud en el sector industrial.
La explotación laboral infantil sigue en aumento, una situación que exige garantizar que los productos procedentes del Tercer Mundo sean elaborados en unas condiciones dignas de trabajo, salario y edad.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT),"el trabajo forzoso, la esclavitud y el tráfico criminal de seres humanos en especial mujeres y niños están creciendo en el mundo y adoptando nuevas e insidiosas formas". El reclutamiento obligatorio de niños para conflictos bélicos, considerado como una de las peores formas de trabajo infantil, está también en auge.
Este texto esta copiado de http://www.portalplanetasedna.com.ar/ , como aquí en miles de paginas de Internet con solo meter en un buscador las palabras "infantil" y "explotación", podemos tener una idea bastante clara de las condiciones en las que muchos niños de este planeta tienen que vivir, la mayoría de ellos no llega a sobrevivir para celebrar la fiesta del trabajo.

El trabajo es en nuestra sociedad un derecho, en un día como hoy reivindicar este derecho es acordarnos también de aquellos que no tienen voz, de aquellos que son y seguirán siendo explotados a menos que los que si podemos les ayudemos a ser escuchados, negandonos a contribuir de cualquier forma a la continuidad de estas practicas.


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