Llevo semanas subida a una noria, tan pronto estoy eufórica como me sumo en la mas honda de las tristezas...pero acepto las lecciones que la vida me da y siento un orgullo casi infantil de mis logros en el estado en que me encuentro.
Ya vivo en mi nueva casa y por primera vez en años tengo el balcón abierto en viernes noche, me gusta lo que llega hasta mis oídos, las risas de una pareja de enamorados, una letanía de rezos que se escuchan a través de la puerta de la mezquita, algún coche, una guitarra, una madre diciendo a su hijo que ponga la mesa...Por primera vez en años me siento en casa, que aun anda con su cara de mudanza, como cuando las cosas andan buscándose un sitio que puedan llamar "mio", ellas por un lado y yo les voy detrás, escuchando lo que me quieren contar. Ellas, las "cosas" saben que no puedo mover ni un lápiz, pero tendrán paciencia, ya me conocen y yo no soy de prisas...ademas ellas y yo estamos aprendiendo a dejarnos querer y ayudar.
Tot mor (Juan Gómez-Jurado)
Hace 1 semana
3 comentarios:
Abriendo puertas uno descubre tantas cosas!, pero a veces, qué miedo abrirlas!
Ahora ya sólo falta que haya más momentos buenos que malos, bella Helena. Un besito.
Todo pasa y todo llega, lo bueno es que de a `poco te vas encontrando. Besos tía Elsa.
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